Oh, glorioso apóstol San Judas Tadeo, santo poderoso y lleno de misericordia, intercesor de los que claman en la desesperación.
Tú que nunca dejas sin respuesta a los que claman a ti en su soledad y necesidad, Tú, que sabes el peso de las penas y la fragilidad de la vejez, te pedimos tu ayuda para los ancianos solitarios. Aquellos que, por la avanzada edad o circunstancias adversas, se hallan solos, sin la compañía de sus seres queridos. San Judas, escucha nuestras súplicas por sus corazones afligidos y sus almas necesitadas. Tú, que has sanado heridas profundas, danos la fortaleza y la serenidad para ayudarles a encontrar el consuelo que buscan.
Te ruego, San Judas Tadeo, que ilumines sus días con la luz de la esperanza, que sus manos encuentren alivio en la generosidad de los demás y que sus corazones encuentren la paz en la oración. Que su soledad no sea un vacío, sino un espacio para la conexión con el amor divino. Socórreme en esta situación, que anhelo que la ayuda llegue a aquellos que sufren en silencio y abandono. Enséñales el camino hacia el consuelo y la cercanía con el Todopoderoso, para que experimenten la calidez de la comunidad y la alegría del amor. Concédeles, San Judas, la salud necesaria para sus cuerpos y la paz interior para sus espíritus.
Te prometo mantener tu imagen en mi hogar y rezar para que tu amor y bondad se reflejen en el apoyo que les brinden los demás. Por tu divina intersección, San Judas, te doy gracias infinitas por escuchar nuestras peticiones.
Amén.
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